José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar natal y al concluir esos estudios, se dedicó a ayudar a su padre en los negocios. Durante su juventud se identificó con el liberalismo anticlerical, doctrina que se conoció posteriormente como el liberalismo radical ecuatoriano. Luchó contra los presidentes García Moreno, Borrero, Veintemilla y Caamaño, por lo que la tradición lo conoce como el "Viejo Luchador" o "el General de las Derrotas". Eloy Alfaro pasó por muchas y serias dificultades en las diversas campañas que emprendió, tendientes a combatir la tiranía, en estos combates gastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de su esposa de esa nacionalidad Ana Paredes Arosemena, de ese matrimonio nacieron nueve hijos: Bolívar, Esmeraldas, Colombia, Colón, Bolívar (2), Ana María, América, Olmedo y Colón Eloy; Rafael nació fuera del matrimonio. Desde muy joven participó en gestas rebeldes como en el Colorado; casi pierde la vida en el desastre en el combate naval del Alajuela, cuando intentó desembarcar en Ecuador con una tropa revolucionaria y fue derrotado por el Gobierno conservador. Al hundirse su barco, se salvó aferrado a un barril. Participó en los combates de Montecristi, Galta, San Mateo, Esmeraldas, Guayaquil, Jaramijó, Cuenca y Chasqui. Durante sus exilios, recorrió Centroamérica, siendo el Congreso de Nicaragua el que le otorgó el grado de General de División. Apoyó también a varios liberales, como el escritor Juan Montalvo, a quien le ofreció ayuda económica. Una vez en el poder, glorificó la memoria de Montalvo como maestro del pueblo ecuatoriano.
En 1911 él intentó dar un golpe de Estado en Ecuador, para retornar al mando del país, pero fue derrotado por las fuerzas del Gobierno constitucional, cerca de Guayaquil y enviado detenido a Quito, en el ferrocarril que paradójicamente impulsó a construir.
Como consecuencia de su intento golpista, fue enviado preso a Quito y el 28 de enero de 1912, una turba de la capital, que se sospecha estaba inspirada por la oposición, sus enemigos políticos y parte del clero católico, asaltó el Penal García Moreno, en donde fue encerrado. Alfaro fue linchado por cocheros, prostitutas conocidas, soldados vestidos de paisano y fieles católicos, y sus restos arrastrados y quemados en una pira, en uno de los hechos más horrendos de la historia ecuatoriana.
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